Las
condiciones microclimáticas de los macetohuertos son particulares,
mostrando ciertas diferencias respecto a las que tiene el cultivo
directo en tierra. A de tenerse en cuenta que suelen estar situados
en patios, terrazas, balcones y azoteas, no estando en contacto con
la tierra ni, por tanto, su capacidad suabizadora (amortiguadora) de
la temperatura y la humedad.
En
Sevilla, donde vivo, los veranos son secos y calurosos, con
temperaturas que en los peores días superan los 40 ºC, con una
humedad relativa muy baja. Las claves que apunto en este artículo
van dirigidas al cultivo en macetas en estas condiciones climáticas.
En
los huertos cultivados directamente sobre el terreno, las
temperaturas y humedad existentes son razonables para la adecuada
floración y cuajado de los frutos, gracias a la humedad y capacidad
de absorción térmica del suelo.
Sin
embargo, en un macetohuerto la temperatura ambiente es mayor, ya que
las superficies de ladríllo y cemento reflejan el calor produciendo
un sobrecalentamiento de las macetas y una drástica reducción de la
humedad relativa del aire. Estas condiciones generan un fuerte estrés
de los cultivos que, durante los meses de calor extremo, como son
julio y agosto, o no florecen o, si lo hacen, terminan perdiendo la
mayor parte de las flores sin que estas cuajen.
Planta
de berenjenas solo con cuajado interior y
brotes nuevos sin floración
por el exceso de calor
y baja humedad relativa del mes de julio.
Para
evitar este problema, trataremos de adelantar las siembras 15 o 30
días con respecto al cultivo sobre el terreno. Para ello, es mejor
hacer semilleros tempranos de los cultivos de la familia de las
solanácesas, como los pimientos, tomates y berenjenas, que
trasplantaremos a ser posible sobre mediados de marzo y nunca más
tarde de mediados de abril. Así tendremos las plantas bien cuajadas
para finales de junio y no perderemos la cosecha por esta
circunstancia. A finales de agosto o comienzo de septiembre, cuando
las temperaturas vuelvan a suavizarse, las flores volverán a cuajar
y podremos disponer de una última cosecha de pimientos y berenjenas
antes de la llegada de los fríos. Los tomates, salvo en el caso de
algunas variedades, ya habrán terminado su ciclo.
Planta
de pimientos a finales de octubre. Ya no florece, pero está cargada
de frutos.
Los
pimientos hay que sembrarlos en enero muy abrigado de los fríos,
guardándolos de noche y poniéndolo al sol de día bajo plástico.
Un invernáculo o propagador calefactado ayudará, aunque no siempre
es fácil de conseguir o fabricar.
Los
tomates y berenjenas los
podremos poner a comienzos de febrero, y no más tarde de la mitad de
este mes. Los tendremos abrigado por la noche y los dejaremos al sol
durante el día. Yo los mantengo bajo un invernáculo improvisado con
un cristal sobre una caja de cartón sin fondo. El cartón se dobla
con la lluvia, por lo que si tenéis algún material resistente pues
mejor.
Semilleros
de tomate bajo un invernáculo improvisado con
un cartón y un cristal,
sujeto con ladrillos a los lados.
Si
cuando los plantones estén para el trasplante no contamos con
espacios disponibles para su trasplante definitivo, los
trasplantaremos a unas macetas intermedias de al menos 10 cm de
diámetro donde puedan continuar con su desarrollo.
Trasplantes
intermedios tomates a dos tamaños de maceta distintos,
que se usaron
en dos fechas de trasplante también distintas,
a medida que los
cultivos del invierno se fueron cosechando.
Normalmente,
el cultivo en azoteas sufre menos de problemas de exceso de humedad,
ya que la superficie de estos espacios se seca rápidamente. De todas
formas, dado que estos trasplantes son muy tempranos, en primavera
puede ser conveniente proteger los cultivos con un plástico, en
periodos de lluvias constantes que puedan incrementar el riesgo de
enfermedades. Solo si las plantas están excesivamente sometidas a
humedad ambiental puede ser conveniente dar un tratamiento con cobre
para poder contener la aparición de Mildeu, aunque yo no he
tenido que acudir a tratamientos de este tipo. El cobre no tiene
buena fama y no faltan razones, al ser un metal pesado, por lo que no
se debe abusar de el. Tratamientos con fortificantes, como algas o
te de compost, puede ser una alternativa. Yo tampoco los he utilizado
en estos casos, pero es cuestión de investigar.
En
el caso de plantas de la la familia de las cucurbitáceas, como el
calabacín, melón, sandía o calabaza, y especialmente en lo
referente al pepino, no haremos las siembras directas más haya de la
primera quincena de abril. Los semilleros los podremos preparar en la
segunda quincena de marzo.
Pepino
no cuajado por el excesivo calor y la baja humedad relativa del mes
de julio.
Respecto
a las fechas de siembra que os he recomendado anteriormente, es mejor
utilizar los momentos más tempranos al objeto de conseguir una mejor
floración y cuajado. Si no tenemos sembrados los semilleros de
solanáceas o cucurbitáceas en sus fechas, será mejor comprar
planteles listos para el trasplante, preferiblemente ecológicos. A
falta de ellos, yo utilizaría los que estén disponibles, aunque
sean convencionales, y evitar que las macetas dejen de producir.
Estos planteles comerciales los podemos también cultivar con
antelación en macetas intermedias para que consigan alcanzar un buen
tamaño antes del trasplante definitivo.
Pablo José González Provost
elmacetohuerto@gmail.com
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