Nuevamente nos hemos enfrentado a una sesión con lluvia, y nuevamente hemos salido airosos. Para comenzar, tras una infusión de poleo y estebia procedentes del macetohuerto, hemos visto las nuevas conclusiones del experimento de sustratos que pusimos en marcha en la 1ª sesión. De todas la mezclas que se hicieron, aquella conformada por un 50% de humus de lombriz comercial y otro 50% de compost casero es la que ha dado un mejor resultado (plantones de 1,57 g de media). La que solo llevaba compost casero al 100% ha dado un resultado muy aceptable (1,29 g). Sin embargo, si solo utilizamos humus de lombriz comercial, el crecimiento es prácticamente la mitad (0,71 g) en comparación con el compost. Así que todo depende de la disponibilidad de compost y humus de lombriz propios, o se si tenemos que comprarlo. en cualquier caso, ya tenéis una idea de buenas mezclas para la elaboración de semilleros de lechugas y otras hortalizas. No obstante, el estudio final de este experimento lo podréis ver en breve en un artículo específico que estoy perfilando.
El grueso de la sesión lo dedicamos a dar una introducción al mundo de la fertilización, al objeto de ir adquiriendo los primeros conocimientos sobre como se alimentan las plantas y a sortear posibles problemas de crecimiento que puedan acaecer. En la próxima sesión completaremos con la elaboración de abonos propios como compost y vermicompost, e incluso más adelante, sobre el té de compost y otros biofertilizantes caseros. Pero comencemos por el inicio.
Con la llegada del otoño bajan las temperaturas y esto hace que la actividad biológica del sustrato de las macetas sea muy baja. En el suelo (en la propia tierra), aunque las noches sean frías, la temperatura permanece más o menos confortable, debido a que este tiene una gran masa que le ayuda a amortiguar los cambios bruscos, aportando calor del interior de la propia tierra. En el caso de las macetas, en las noche de otoño-invierno, el sustrato pierde mucha temperatura, y los microorganismos trabajan a ralentí, descomponiendo la materia orgánica en minerales que las plantas puedan absorber, pero de forma muchas veces insuficiente. Es por ello que para algunas hortalizas se requiere de un aporte suplementario al de la preparación inicial del sustrato, en la que pusimos compost, humus de lombriz o algún tipo de estiércol.
Se ha explicado de que se alimentan las plantas en agricultura ecológica. Se ha concluido que no lo hacen directamente de la materia orgánica que aportamos, sino de los minerales que resultan de la descomposición que de esta hacen los microorganismos del suelo o sustrato. Obviamente, a diferencia de la agricultura industrial, que basa la fertilización en la simple aplicación sales minerales al suelo (las más de las veces de origen sintético), en la agricultura ecológica, la base de la fertilización es la aplicación de materia orgánica, que tras su descomposición por los microorganimos, aporta minerales naturales y otras muchas sustancias biológicamente activas que, en conjunto, dan un adecuado nutrimento a las plantas.
Aunque hablemos de agricultura ecológica, es interesante conocer cual es la composición de los elementos esenciales que forman parte de las plantas, en las que podemos encontrar:
A) Macroelementos para los que no es necesario fertilizar:
- Oxigeno (O), Carbono (C), Hidrógeno (H). Proceden principalmente del H2O y CO2, siendo los componentes mayoritarios.
- Nitrógeno (N): fomenta el crecimiento...
- Fósforo (P) ) (P2O5): fomenta la floración y fructificación...
- Potasio (K) (K2O): fomenta el desarrollo de raíces y mejora la resistencia al estrés...
- Calcio (Ca): alargamiento celular...
- Magnesio (Mg): metabolismo vegetal...
- Azufre (S): metabolismo vegetal...
- Hierro (Fe), Zinc (Zn), Manganeso (Mn), Boro (B), Cobre (Cu), Molibdeno (Mo), Cloro (Cl): aunque están presentes en muy poca cantidad, resultan esenciales para la planta.
También hemos revisado el proceso de descomposición de la materia orgánica, desde las propias hojas que caen de los arboles o los restos de cultivos, hasta el humus final que queda en el suelo o sustrato, el cual tiene una alta capacidad de retener nutrientes, descomponiendose muy lentamente. Hemos visto como las hojas, el pasto o los restos de cultivo pasan a tener una primera descomposición dando como resultado compost, mantillo (procedente de la descomposición de un acolchado), estiércol (si el pasto es previamente comido por animales), etc. Si estos materiales se los comen las lombrices, pasamos a tener un material aún más descompuesto. El proceso sigue su curso hasta formar el humus final, que se descompondrá mucho más lentamente, pero mejorará la capacidad de almacenamiento de los nutrientes minerales.
Por otro lado, es conveniente observar los cepellones de nuestros cultivos en macetas para saber como se propagan las raíces por el sustrato y las dificultades que su configuración puede tener a la hora de absorber nutrientes.
Las raíces del hinojo, al ser pivotantes tienden a irse al fondo de la maceta.
La col tiene una buena cabellera de raíces que conquista
muy homogéneamente el sustrato.
Las raíces fasciculadas del maíz tienden a irse hacia el exterior,
tanto lateralmente como por el fondo, ocupando vagamente el interior
Hemos podido observar in situ como los cultivos, durante el invierno, pueden pasar mucha escasez nutricional por la dificultad del sustrato de aportar los nutrientes necesarios, tanto por la lenta descomposión de la materia orgánica, como por el limitado volumen del sustrato que la raíces pueden explorar cuando están confinadas en un contenedor.
Carencia de nitrógeno en espinaca de Nueva Zelanda
(amarilleamiento general de las hojas)
Carencia de fósforo en col de Bruselas
(las hojas adquieren un color púrpura)
Carencia de hierro en fresón
(las hojas amarillean, salvo los nervios, que permanecen verdes)
Al objeto de poder complementar la alimentación de nuestros cultivos en macetas durante el invierno, hemos dado un repaso a algunos de los posibles fertilizantes que se pueden utilizar en agricultura ecológica, y de los que disponemos en nuestro macetohuerto:
Materias orgánicas suaves:
- Compost
- Vermicompost (humus de lombriz)
- Acolchados con hojas de árboles
- Vinaza de remolacha
- Harina de sangre
- Cuerno triturado
- Harina de pescado hidrolizada
- Estiércol de caballo y vaca
- Estiércol de cabra y oveja
- Gallinaza
- Palomina
- Murcielaguina
- Guano
- Te de compost
- Biofertilizantes fermentados
- Purín de ortiga
- Ceniza
- Fosfato natural blando
- Polvo de basalto
- Kieserita
- Quelato férrico
Se trato de explicar que hay que tender hacia la elaboración de los propios fertilizantes para reducir costos y ser soberanos en lo que a las materias primas se refiere. Si embargo, cuando se empieza, esto no es fácil hasta que se adquiere la suficiente destreza, y se dispone del suficiente tiempo, por lo que no se debe menospreciar la posibilidad de ir comprando algunos fertilizantes para hacer distintas pruebas de fertilización e ir corrigiendo carencias y obteniendo resultados. No merece la pena reprimirse, hay que salir caminando cuanto antes mejor, que ya se irán encontrando nuevas soluciones más económicas.
Vimos algunos de los fertilizantes de los que podemos disponer,
tanto comerciales como de elaboración propia.
Se ha estudiado la composición en nitróaeno, fósforo y potásio de los distintos fertilizantes que teníamos a mano, bien a través del etiquetado o por información obtenida de la bibliografía, al objeto de preparar distintas mezclas para los distintos cultivos, que previamente hemos disuelto por agitación en un frasco de 300 ml, y aplicado con una regadera de 12 l:
- Para cultivos de hoja: 30ml (vinaza + harina de pescado hidrolizada) + 1 cuchara sopera de guano
- Para cultivos de fruto: 30 ml (vinaza + harina de pescado hidrolizada) + 1 cuchara sopera de guano + 1 cuchara sopera de murcielaguina
- Para cultivos de raíz: 30 ml (vinaza +harina de pescado hidrolizada) + 1 cuchara sopera de guano + 1 cuchara sopera de ceniza de madera.
La composición en porcentaje en peso de N:P:K de los fertilizantes utilizados en este caso es:
- Vinaza + harina de pescado: 3:2:5,5 (fertilizante equilibrado)
- Guano: 11:6:3 (fertilizante rico en nitrógeno)
- Murcielaguina: 2:15:2 (fertilizante rico en fósforo)
- Ceniza: 0:1:10 (fertilizante rico en potasio)
Hasta el final del invierno, se irá realizando esta fertilización quincenalmente.
No obstante, estas recetas son las que se están aplicando ahora, pero como evolucionamos muy rápido, podríamos cambiarlas por otras que nos parezcan más oportunas, sobre todo cuando empecemos a aplicar los biofertilizantes que estamos elaborando por fermentación y de los que ya hablaremos más adelante.
A la hora de decidir como abonar nuestras plantas y, por tanto, como calcular nuestras recetas, hemos de tener en cuenta distintos aspectos:
- Las necesidades de las plantas en función de su estdo fenológico
- El fertilizante idóneo
- La dosis de nutrientes
- El momento de aplicación
- La forma de incorporación
- El coste
Todas estas cuestiones las iremos evaluando y aplicando a lo largo de este curso de macetohuertos, que para eso dura un año.
Al final de esta sesión sobre fertilización, no podíamos olvidarnos de varias siembras que se realizan en diciembre, o sea, al final del otonoño (en el clima de Sevilla), aunque la lluvia empezase a apretar.
Por un lado, hemos sembrados dos variedades de patata de denominación desconocida, una blanca y otra colorada. No son patatas de siembra (específicas para estos propositos), sino de las que he comprado en La Ortiga, la cooperativa de consumidores de productos ecológicos de la que soy miembro y a la que acudo habitualmente para llenar mi nevera y alacena. Estas patatas ya han empezado a despuntar y por eso hemos aprovechado para sembrarlas.
Lo adecuado es usar patatas de siembra, que se producen en zonas frías donde no hay pulgones que trasmitan virosis a los tubérculos. Pero, en fin, nosotros hemos utilizado estas y cruzaremos los dedos, confiando en el buen hacer de los agricultores de la cooperativa. Además, quien me iba a vender dos patatas de siembra, cuando se venden por sacos.
Las macetas las hemos llenado con dos tercios de sustrato de cultivos anteriores mezclados con, aproximadamente, un 10% de estiércol de oveja. Cuando las patatas hayan germinado y crecido por encima del borde de las macetas, pondremos el tercio restante de sustrato. Así conseguiremos que las patatas se generen a distintas profundidades. Finalmente pondremos una capa de acolchado para sombrear la superficie del sustratos. Lo veremos posiblemente en la sesión de febrero.
Para el ajo, hemos establecido un marco de plantación de aproximadamente 10 cm. Hemos colocado los ajos sobre un sustrato de un cultivo anterior al que le hemos aportado aproximadamente un 5% de humus de lombriz. Con la ayuda de los dedos, los hemos introducido muy ligeramente y posteriormente los hemos acabado de cubrir.
En el caso del ajete, o ajo tierno, hemos preparado para llenar el primer tercio de la maceta, un sustrato de un cultivo anterior con un 20-25% de humus de lombriz, sobre el cual hemos colocado directamente las cabezas de ajo. En los dos tercios restantes hemos colocado sustrato sin fertilizar, pues allí no se desarrollarán raíces. Las cabezas de ajo brotarán y recorrerán los 20 cm que hay hasta la superficie y cuando hayan echado suficientes hojas, las cosecharemos. Esos 20 cm de tallo bajo el sustrato permanecerán totalmente blancos. Los ajetes se alimentarán de los propios ajos desde los que brotan, así como del humus de lombriz existente en el fondo de la maceta.
Y hasta aquí un día más. Nos vemos en la próxima sesión.
Pablo José González Provost
agrojardineriaecologica@gmail.com
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